Frank Gehry: La vertiente desconstructivista de contemporaneidad
- adomin09
- Dec 16, 2020
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Parte importante de la diversidad cultural de la arquitectura contemporánea es el surgimiento de diálogos opuestos entre arquitectos de una mis época. Así, es el caso de otro representante destacado de la contemporaneidad, Frank Owen Gehry. Este arquitecto canadiense es reconocido por su innovadora manera de manejar los materiales y las peculiares formas de los edificios que diseña. Tiene antecedentes en el comercio de materiales gracias a su padre. Sus estudios se concentraron en arquitectura en la Universidad del Sur de California y urbanismo en la Escuela de Diseño de la Universidad de Harvard. Por otro lado, su práctica profesional se concentró en los estudios de Victor Gruen en Los Ángeles y André Rémonder en Paris. Dando paso a establecer su carrera profesional con su propio estudio en Los Ángeles donde se extiende a trabajar comisiones tanto nacionales como internacionales. De este modo, Frank Gehry se ubica entre uno de los representantes destacados de la arquitectura contemporánea que propone un diálogo opuesto al de Rafael Moneo, considerando la arquitectura como un arte por el cual el edificio se puede desconstruir y comportar de forma tanto escultórica como funcional.

Entre todos sus proyectos, el Museo Guggenheim de Bilbao es el de mayor prestigió internacional al ser un ejemplo de la arquitectura más vanguardista del siglo XX. Este edificio de estructura escultórica se integra de una manera peculiar al urbanismo de Bilbao ya que en el, Gehry, expone el movimiento vanguardista del desconstructivismo. Un movimiento caracterizado por la liberación de infinitas posibilidades de jugar con formas y volúmenes. Por ejemplo, el Guggenhiem de Bilbao es constituido por paralelogramos curvilíneos y retorcidos que se semidescomponen en un patrón envolvente en la entrada y se extiende hacia el este para encontrarse con un puente que atraviesa el río de Bilbao. Sin embargo, cuenta con un interior diáfano y menos complicado de salas rectangulares con algunos elementos curvos que distinguen unas de otras. De esta manera, Gehry se enfoca de romper con una trama urbana y completar la ciudad con un diseño que impulsa el turismo cultural en la región. Por lo tanto, Frank Gehry logra construir una arquitectura personal que alberga espacios de exposición contemporánea pero que, al mismo tiempo y a si mismo, el edificio se expone como parte de esa arte de vanguardia.


Por otro lado, la carrera profesional de Gehry se caracteriza por su talento innovador de yuxtaponer materiales atípocos e innovadores usándolos como el equivalente de la pintura para un pintor. Este arquitecto logra combinar materialidad autóctona con materialidad contemporánea para dividir el diseño en dos mitades; una que hace referencia al pasado y presente del lugar y otra que introduce movimientos innovadores como el desconstructivismo. Por ejemplo, el Guggenhiem de Bilbao es cubierto de piedra caliza para el armazón, cortinas de cristal para la entrada y ciertos lugares en fachada y planchas de titanio para las curvas de la estructura escultórica. El material más destacado en fachada son las planchas de titanio, que bajo un interés especial por cómo la naturaleza cubre sus superficies curvas y las escamas de animales, tienen una forma única y exclusiva del lugar que ocupa adaptando el material a su curva designada en el edifico. Por ende, Gehry utiliza la ciencias materiales de la arquitectura para emplear una armonía entre pasado, contemporaneidad, noción de lugar, diseño estructural y composición.


De este modo, se comienza un diálogo de posibilidades, que aunque opuestas a las de Rafael Moneo, van dirigidas ampliar el campo de lo que se puede lograr en la arquitectura contemporánea. Como arquitecto, Gehry añade al desarrollo de la vertiente desconstructivista de la arquitectura al destruir estructuras construidas repetitivas en volúmenes orgánicos que también pueden responder a la funcionalidad del edificio o la integración a su entorno. Así, su proyecto del Museo Guggenheim de Bilbao recoge un prestigió internacional de la nueva posible imagen de tanto el arquitecto como artista y el edificio como arte. Por lo tanto, se puede concluir que la constante de la arquitectura contemporánea no solo se trata de poner la arquitectura en función de la ciudad también en función de la diversidad de ideas y culturas.
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